jueves, agosto 24, 2006

No diga 30

No diga 30.

Se lee 3:0. Tres a cero.

Ése es el marcador. Parcial... pero igual bien, porque voy ganando.

- Tengo una polola maravillosa, increíble... demasiado amorosa, la adoro.

- Tengo a mi familia conmigo, que me acompaña y me apoya.

- Tengo un trabajo estable; a veces las cosas se ponen complicadas y no salen como uno quisiera, pero en general me tiene conforme... estoy haciendo cosas y éso es lo importante. Además, ya lo dijo Jorge González "...el desempleo es lo peor..."

Estoy demasiado contento. Éste ha sido uno de los mejores años de mi vida, y quiero pensar que va a ser el principio de una buena racha.

Cero crisis. Cero atado. Nada.

Todo bien.

Ojalá los próximos 30 sean igual.

O mejor.

El ritual de cada año... en sus versiones anteriores...

miércoles, agosto 09, 2006

Desmotivación

Antes me ponía triste pensando en que nunca haría algo realmente importante en la vida; algo grande, algo de verdad, que mereciera quedar perpetuado en los libros de historia… una vacuna que salvara a miles de personas o construir algo que beneficiara a la población, algo así… De a poco entendí que todos contribuimos de distinta forma a la sociedad, que tenemos una función que cumplir, y tenemos que hacerlo bien. Después de todo, la mayoría de la gente elige el área en la cual se desempeñará, basado en sus intereses, aptitudes o gustos personales; o sea, si haces lo que haces, es porque creíste en un momento que éso era para ti.

Una vez que asumí esto, me mantuve tranquilo; lo único que quería era un trabajo que me diera un sueldo cada fin de mes por hacer algo que supiera hacer medianamente bien; no todos tenemos pasta de héroe. Después de mucho buscar - como sabrán, la cosa no está fácil - lo conseguí, y estaba contento; me sentía conforme con mi función, las condiciones eran buenas, la gente agradable, y siempre me cumplieron con lo prometido inicialmente.

De un tiempo a esta parte, las cosas han cambiado; a principios de marzo hubo cambio en la jefatura de mi departamento, trajeron gente nueva, y comenzó un período “de ajuste”, el que se mantiene hasta el día de hoy (de hecho, hace 2 semanas se integró un nuevo compañero). Yo traté de asumirlo sin problemas, puesto que no me afectaba mayormente: la pega mía era la misma, y yo debía hacerlo bien y cumplir con los tiempos de entrega del material. Pero me siento distinto: estoy desmotivado, aburrido, apestado al máximo en ocasiones… ¿será que mi trabajo ya perdió la emoción de lo nuevo? ¿será que mi jefe nuevo no es ni remotamente parecido a mi jefe anterior, con el cual me llevaba espectacular? ¿será que se están poniendo cada vez más atadosos, inquisidores y burocráticos y que ahora exigen un “registro” de cada “proceso”, en vez de conversar como personas? ¿será que este invierno me ha tocado más pega que el anterior, con proyectos nuevos que implicaron adaptarse a otras metodologías de trabajo?


Yo creo que es un poco de cada una; la cosa es que no me queda otra que agachar el moño, hacer mi trabajo, y hacerlo bien; comérmela callado, como se dice por ahí… es una actividad estable, las condiciones siguen siendo buenas, y mientras no tenga nada mejor, hay que asumir nomás. Es éso o sacarme el Kino…