martes, agosto 18, 2020

Agosto

Agosto es un mes extraño. Oscuro, frío y lluvioso la mayoría de las veces. Es como el jueves de los meses, a nadie le gusta porque están todos esperando que llegue septiembre, que en este país significa primavera, sol, calorcito, feriado y días de hueveo.

Como ocurre desde hace unos años, este mes me ha pillado con una sensación distinta, me pone particularmente sensible y melancólico, y no tiene relación exclusiva con ser el mes en el que nací. Obvio que para mí es especial, pero además son muchos los eventos importantes de mi vida que han ocurrido en agosto. El 27 fue el día que la conocí, que la ví por primera vez, alguien que yo amé y que me quiso, alguien tan especial que quise casarme con ella; y lo hicimos, en un evento muy feliz, lleno de amigos, familia y comida, un 9 de agosto. El 14 de agosto renuncié a un trabajo que me gustaba y en el que hice muchos amigos, para comenzar un nuevo proyecto, lleno de nervios e incertidumbre, el 20 de agosto. Un compañero de colegio cumple años el 14, otro el 18, otro el 25 y otro el 27, y a todos los recuerdo, pese a que nos los veo hace años y que probablemente no los vuelva a ver.

Facebook se encarga de recordarme cada una de estas experiencias. Inevitablemente hago un recuento, veo lo bueno, lo malo, lo que quisiera olvidar y lo que me gustaría repetir. Pese a que me veo levemente más joven y no represento la edad que tengo, yo sé cuántos años son. Y no son pocos, ha corrido harta agua bajo el puente. Todas esas imágenes, lugares, caras, nombres y sensaciones se aparecen de golpe este mes.

Agosto, mes de los gatos, mes del corazón, mes de la montaña. Mes de todo y de nada al mismo tiempo. Es el mes en el que comienzo un nuevo año de vida, mi 31 de diciembre a escala personal, en el que uno espera una pequeña ayudita del universo, no cagarla tanto y que las cosas salgan bien.

Este agosto es especial porque inicio una nueva aventura laboral. Me sorprende ansioso, nervioso y esperanzado, sintiendo que puede ser el punto de partida de algo bueno, y principalmente, duradero. Que no sea un espejismo.

 Espero lograr nuevos recuerdos positivos para los agosto del futuro.

miércoles, junio 10, 2020

Todavía duele

Puedo confirmar que, después de 1461 días, todavía duele. Duele mucho.


Siempre se dice que el tiempo curas las heridas y que sólo "hay que darle tiempo al tiempo". Puede que sea así. Ya no es un estado permanente, no es algo que tenga siempre. Pero hay momentos en que la realidad golpea fuerte y quedo mal un buen rato. Eventos que parecen un sueño, que nunca ocurrieron. Preguntas que nunca tendrán respuesta. Conversaciones con el aire, esperando una reacción que no va a llegar. Risas. Lugares. Películas. Personas. Conciertos. Programas de TV. Comidas. Canciones.


Se hace difícil de llevar, los tiempos actuales no colaboran: pandemia, cesantía, recesión económica, incertidumbre, agitación social, pesimismo generalizado. Un futuro negro por venir.


No veo que vuelva a ser el de antes. Acompañado. Apoyado. Motivado. Pleno. Feliz.


Siempre pensé que esto era un peso que debía cargar el resto de mi vida, que lo voy a lamentar hasta que la memoria me lo permita. Y hasta ahora así es.


Duele el desprecio, el ninguneo, la indiferencia, pero lo merezco. Mi mayor fracaso, un cagazo gigante que no puedo solucionar. Sólo aprender a vivir con esto.


No es un estado permanente, son momentos específicos. Pero duele. Duele mucho.




domingo, enero 26, 2020

#RIPKobeBryant

Yo te vi jugar. Yo te vi ganar. Yo te vi siendo un grande, digno sucesor de Jordan, de Magic Johnson y de tantos otros que nos deslumbraron en los 90. Compañero de Shaq y artífice de los campeonatos del 2009 y 2010. Un símbolo de los Lakers. El último representante de una era dorada del básket. El gran Kobe Bryant, Black Mamba, el 8, el 24, el último gran crack.


Así se te va a recordar, como una leyenda.

Un gusto haberte visto jugar.