lunes, junio 09, 2008

El estado de las cosas (marzo-junio)

Es bueno volver de vez en cuando, aunque sea a sacar las telarañas. Es que en el último tiempo me han pasado varias cosas, corro de un lado para el otro, y cada vez tengo menos tiempo. Haciendo un repaso corto de lo que ocurrido desde marzo podría decir que…

1.- No he podido sacarme el síndrome post vacaciones. Es como esa historia del cerdo que conoce Paris, y al volver a la granja, se deprime. Bueno, yo soy como el cerdo. No lo culpo. No hay nada qué hacer, Europa es lo máximo. Paris es demasiado bacán. Y Londres. Y Hamburgo. No hay nada qué hacer, no hay cómo ganarles. Por ejemplo, al rato de volver a la triste realidad, a mis viejos se les ocurrió ir a la playa por el día, a comer mariscos a San Antonio. Lo encontré horrible (bueno, la verdad es que San Antonio siempre ha sido más bien feíto, no me vengan con cosas). El contraste era demasiado brutal. Nos faltan décadas de décadas para llegar a ser siquiera una mala copia.

El cerdo que extraña Paris...

2.- Por una serie de razones que se hace largo enumerar, hace unas semanas decidí comprarme un PC nuevo. Y claro, lo primero que uno hace es cotizar, porque una inversión asi no se hace a ciegas. Pedí muchos presupuestos, a través de los típicos formularios que aparecen en los sitios web de las tiendas, o a través de los correos electrónicos de la gente que se supone es “ejecutivo a cargo”. No pasó mucho. Con cueva, habré recibido el 35% de lo que pedí. Lo encuentro el colmo. ¿Para qué mierda publican formularios si no funcionan? Y si funcionan ¿Por qué los “ejecutivos” no responden? ¿Cómo pretenden hacer negocio?. Al final, hice como mi padre cuando compraba los útiles escolares: configuré el equipo a mi gusto, lo anoté detalladamente en un papel, fui a la tienda que más me tincó y al primer huevón que vi, le dije “quiero ésto”. Rápido y directo.

3.- Las radios cada vez me decepcionan más. La programación radial está horrible. Podría decir que soy un viudo de la Concierto, la de hace unos 6 años. No ese engendro que existe ahora. ¿Hasta cuando con la huevadita de los 80s? Ya, está bien, estuvo bueno por un rato, fue novedoso y todo eso, pero ¿seguir pegado eternamente? Las tandas de temas ya me las sé de memoria; puedo adivinar perfectamente qué tema viene después que el que está sonando. A ratos, al escuchar los especiales de la noche, como que quiere volver a ser lo que alguna vez fue, pero no dura mucho esa intención y volvemos con la misma tanda de temas que sonó ayer, y antes de ayer, y antes de antes de ayer. Así no se puede. (Al menos, monótona, pegada y todo, es mejor que la Universo, que sale con cada bodrio, con la excusa que es ochentero…)

4.- Facebook me provoca sentimientos encontrados. Si bien abrí la cuenta sin entender mucho, me he entretenido con la tonterita. Y no sólo eso. De a poco trato de darle el uso para el que fue creado, convertirlo en una red social. Es asi como me he encontrado con sorpresas, como que un par de ex compañeras se han casado, y que otra está viviendo en Nueva Zelandia. Pero también me llama la atención – y me preocupa, derechamente – el tema de la confidencialidad de la información publicada; han surgido un montón de artículos y opiniones al respecto, y no hay nada muy claro (no cuesta nada convertirse en un excelente psicópata, pero ése es otro cuento…) Y lo otro que encuentro complejo, por decirlo de alguna forma, es el hecho de encontrarse de golpe y porrazo con gente que, por cualquier circunstancia, uno ha dejado atrás. Y a veces es gente con la que uno no quiere volver a relacionarse. ¿Cómo se hace para estar en contacto con X, si X tiene en su lista a Z, que me cae mal? En fin, el tema es raro, sobretodo en mi caso, que siempre he tratados de mantener los “mundos” separados y no mezclar ambientes, y ahora resulta que puedo ver en qué estan amigos que tengo desde los 8 años y gente con la que compartí las vacaciones hace un par de años en la misma página.

5.- Prosigue mi incansable búsqueda de un bar que reemplace al Basso y su insuperable pollo al pil pil, cosa bastante más difícil de lo imaginado en un principio. Hace un par de semanas, sábado por la noche, fuimos con la gentil señorita que acompaña mis días a un local de nombre impronunciable, que sin embargo, tenía buen aspecto: espacioso, con ventanales amplios, iluminación piola, precios razonables. Hasta ahí todo bien. Se derrumbó todo en un segundo al comprobar que no tenían nada de lo ofrecido en la carta. Nada de nada. Estuvimos más de 25 minutos esperando una miserable pizza (que era lo único que había, y ni siquiera sabíamos de qué era, porque la iban a armar con lo que tuvieran a mano), cagados de hambre, mirándonos las caras. De no ser porque todos los locales de Manuel Montt estaban llenos, y salir de ahí hubiese significado empezar toda la espera en otro local, nos habríamos ido de una. Asi que Acinonyx, nunca más. Descartado.

Otra versión, más detallada, puede leerse acá.


6.- Me tiene bastante inquieto la ola de paros de las últimas semanas. Veo mal la cosa. Los estudiantes, los profesores, los camioneros, los choferes del Transantiago… ya es como mucho. Todo se encarece. El petróleo sube, la electricidad sube, el pan sube, el arroz sube, las verduras suben, y queda la sensación de que va a quedar la cagada en cualquier segundo. Ojalá no pase nada, pero ya es como demasiado. No lo voy a negar, me asusta el panorama actual. Y mientras más veo noticias, más me da el síndrome post vacaciones.