miércoles, febrero 17, 2010

Febrero siempre me caga

Y cuando ya creí que esa etapa había pasado... zuácate! De nuevo!

Tanto esperar, tanto desear que llegaran ésos días, y todo para nada. No tenia grandes planes, y ni éso pude planificar bien.

Yo sirvo para trabajar nomás...

lunes, febrero 01, 2010

Para Rolito

Hace poco más de un mes falleció mi tata. Enterarme de la noticia fue un bombazo, porque el día anterior nomás habíamos (mi familia) celebrado la Navidad con él. Tomamos colemono, almorzamos, repartimos regalos, y comimos torta. Pasamos todo el día con él, y jamás se nos ocurrió que esa seria la última vez que lo veríamos. Estaba contento, los achaques y complicaciones que tuvo a mitad de año parecían haber quedado atrás. Y de la noche a la mañana, todo cambió, todo se fue a la cresta.

Mientras viajábamos a Viña, para hacer los arreglos de su funeral, no podía dejar de pensar en que yo debía decir algo en la ceremonia, que debía manifestar lo tremendamente importante que era mi tata para la familia. Le di vueltas al tema, pero nunca llegué a escribir nada; no me atrevía a asumir la responsabilidad. Al menos tenía la base, más menos sabía de qué se trataría, por si mi mamá o alguien me designaba a hablar en representación.


Lo que pasó al día siguiente, pocas veces lo he presenciado en mi familia. Mal, todo mal. Porque si hay algo que a mi me destruye, me anula totalmente, es ver mal a mi mamá. Verla llorando, sufriendo. No hay cosa que me deje más desarmado anímicamente (por decirlo de alguna manera) que eso. Fue un domingo horrible, lleno de tristeza, impotencia, de una sensación tan desagradable, de vacío, de sentirse miserable, de mirar alrededor y ver que todo el mundo estaba igual de mal, o peor. Y ahí me di cuenta que no hubiese sacado nada con escribir el mejor discurso de la vida, porque no me salía palabra alguna; Simplemente, me bloquée, sucumbí a la tristeza. No pude, no fui capaz.


Y de ahí que me siento en deuda. Y me duele, me duele más que la cresta, porque mi tata se merecía un discurso bonito, digno de lo que fue él como persona: un tipo choro, alegre, que siempre tenía un cuento o una anécdota entretenida (propia o ajena); un hombre bueno, amable, que nunca dudó en ayudar a todo el mundo, prestando plata incluso, sabiendo que era poco probable que se la devolvieran; un hombre honesto, trabajador, que siempre se sacó la cresta por su familia, que trató de que nunca le faltara nada, en una época en la que no importaba tanto el cartón o la Universidad de la que uno venía, sino lo que sabía o podía hacer; un hombre estudioso, buen lector, metódico, deseoso por entender todo aquello que le rodeaba, que compartía su sabiduría con todo aquel dispuesto a escucharlo; un luchador que supo recuperarse de un par de accidentes automóvilisticos; un tipo que trató de mantenerse al tanto con los tiempos, sin importar lo difícil que fuera para un hombre ya mayor (se compró un PC hace unos par de años nada más); pero principalmente, el mejor amigo, papá y confidente que pudieron tener todos los tíos, primos y hermanos de mi familia materna. El que siempre se mantuvo firme y le dio toda su fuerza y apoyo a mi mamá en los peores momentos (particularmente cuando nació mi hermano).


Siempre se ha dicho que el nieto que más se parecía a mi tata, en lo físico, soy yo.... pero si alguna vez llegara a ser un tercio de lo que él fue como persona, me daría por satisfecho.


Creo que el único consuelo que me queda es tener la certeza que su último día en la Tierra fue feliz... y que yo estuve ahí, y pude compartir con él.


Si pudiera verlo ahora, si pudiera decirle algo, sería "Perdóneme por fallarle, tata.
.."


Pero creo que valdría más decirle "Gracias por todo..."



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