Sólo faltan 30 días para averiguarlo...

(lo que todavía estoy pensando es si salto o no...)
Gracias por todo, Joey.
El Metro de Toronto... donde pasé la mayor parte del tiempo...
Este era mi barrio... en un amanecer nevado
Parece chiste la cuestión... Había una vez un indonesio, un japonés y un chileno...
Are you okay? Okay dije!!!
Puta que me urgí, tratando de hacerle entender que yo no había dicho éso que él pensó que había dicho!
Tim, el del puck
Entré a vitrinear a una de ésas tiendas de camisetas y artículos deportivos... el tipo que atendía ni me pescó mucho, y leía el diario. Yo miraba incrédulo la cantidad de jerseys de hockey y de camisetas de básquetbol del lugar, y en un acto de locura, le digo al tipo que me saque una foto; él cachó altiro que no era canadiense (según él, yo iba muy abrigado), y me preguntó de donde era... le cuento que vengo de Chile, y él me dice que tiene amigos en Sudamérica, en Argentina específicamente, que le gustaba el fútbol, y que a pesar que todos sus amigos son hinchas de Boca, él era de River Plate... “yo también!”, exclamo emocionado, algo incrédulo por tener ésa conversación en ése rincón del mundo... al rato nos pusimos a conversar y parece que le caí bien el tipo, porque se acercó al mostrador, y me pasa un puck de hockey (esos “alfajores” con los que se juega la cuestión) “Take it... It´s a gift”, me dice. Quedé helado, sin palabras, no podía creer lo que escuchaba... el loco me regaló la cuestión, porque si! Obviamente, me deshice en agradecimientos, chapurreando como pude... Salí más contento que la cresta de la tienda!
Grande Tim! Gracias, te pasaste...
(Si alguien quiere conocer la tienda y ver un surtido increíble de poleras de todos los equipos imaginables, se encuentra en 330 Younge Street, Toronto)
Second City
Una noche de domingo estaba muy aburrido, deambulando por el centro de Toronto; ya estaba oscuro, todo cerrado y ningún lugar a donde ir (los fines de semana el comercio cierra temprano... a las 6 de la tarde se acaba todo!) Ni siquiera podía ir al mall a dar vueltas y comer alguna porquería. Como estaba haciendo frío, decidí irme al hostelling donde me estaba quedando. Después de salir del metro y caminar un poco, me acerco a un lugar que me había llamado la atención días atrás... el Second City, el más famoso (por lo menos, hasta donde sé) de los clubes de comedia de la ciudad. Me pongo a leer la cartelera de funciones, y veo con sorpresa que durante la semana, después de la obra que presentan habitualmente (cuya entrada cuesta unos 20 dólares canadienses), realizan un show de improvisación, gratuito... y también el domingo! Vi que tenía un poco de tiempo antes de que comenzara la sesión, me fui al hostelling a abrigarme un poco, y partí al Second City. A mi me gusta ese tipo de comedia, bien americana, con improvisaciones y participación de la gente, tipo “Saturday Night Live”, y los tipos son geniales... demasiado creativos y talentosos... de la nada inventan las situaciones más ridículas para hacer reír, y no es necesario saber tanto inglés para cachar de qué se tratan las rutinas... muy bueno! Obviamente, volví un par de noches más al Second City...
Un verdadero museo de la comedia, el Second City...
Tour ¿a China?
Llama la atención que en las tiendas suena mucha música latina… en las de artículos deportivos y camisetas de futbol siempre suena una especie de rap - reggeatón panameño o dominicano (o quién sabe de donde cresta!), y en una tienda de ropa del Eaton Centre (el shopping que está en el Downtown) ponían a cada rato música de Julio Iglesias… pero siempre, porque pasé hartas veces por el shopping, para cambiar dólares, y cada vez que lo hacía, ahí estaba Julillo…
14 de febrero
El día de los enamorados es cosa seria en Toronto… en los supermercados, hay pasillos especialmente destinados a tan magna celebración, abarrotados de chocolates, peluches, perfumes, tarjetas, rosas, flores, globitos en forma de corazón, todo lo que sea imaginable, por supuesto empapelados en color rojo furioso o un rosado mamón… Lo raro es que pasé por la tarde, antes de que cerraran uno de estos locales (en realidad, no era un supermercado, era una farmacia, pero son igual que acá, que las Ahumada o las Cruz Verde… venden bebidas, cereales, revistas, rollos de foto, pilas… cualquier cosa, menos remedios…) y no quedaba nada!!! Se habían llevado el pasillo completo!!! Para qué decir las chocolaterías o pastelerías finas! Todas llenas y haciendo la venta del año...
El amor se tomaba las calles y lo invadía todo, aunque fuera por un rato… al parecer, yo estaba en el metro, porque no me alcanzó… ja ja ja...
Si uno va a Canadá, tiene que ir al hockey... es como una obligación!
Sip, también fui con ella al hockey
Ésta va dedicada a Pato Castro (y en forma indirecta a Saori... ja ja ja...)
De vuelta a casa
(de fondo se comienzan a asomar los cerros, que se confunden con las nubes)
El pastel que escribe en una de las habitaciones temáticas del Ice Hotel
Lo que si debo decir es que si alguien quiere hacer este recorrido en febrero es necesario ir muy equipado, llevar mucha ropa, bufandas, guantes y calcetines extra, porque de verdad hace más frío que la cresta! En todo el tiempo que estuve en Canadá, nunca me cagué tanto de frío como en Québec... nieve, mucha nieve, veredas resbaladizas, agua y hielo que entra por los zapatos, las manos moradas y no sentir los pies... el set completo! (aclaro que la lluvia con viento que experimenté en Montreal tampoco se la recomiendo a nadie). A la gente que habita acá parece no importarle mucho, y aplican eso de al mal tiempo, buena cara... pero realmente me sorprendió ver la cantidad de nieve acumulada sobre las aceras de las calles y los techos de las casas... eran cerros de nieve, y apenas despejaban lo necesario para abrir la puerta principal de las casas o para sacar el auto.
Me acordaba de mi gira de estudios, cuando fui al sur en bus, hasta Puerto Montt. Recuerdo que, cuando iba llegando a Temuco al amanecer, me asombró lo verde del paisaje... pasto largo, que se mecía con el viento, árboles por millones, verde, verde, todo verde, y los tonos amarillentos del sol hacían que todo se viera aún más verde... El trayecto hacia French Canada era igual, sólo que en blanco... blanco, blanco, todo blanco... nieve por todos lados, lagos congelados...granjas como salidas de Smallville perdidas a lo lejos, rodeadas de nieve y más nieve. El trayecto en bus es largo, y para que no se haga tan pesado, ponen las típicas películas piratas en VHS... ¿cuál fue la elegida? “El Día Después de Mañana”... y no es chiste!
Continuará...
La famosa CN Tower
Downtown Toronto
Como toda ciudad gringa, se pueden ver las cosas típicas: ausencia absoluta de animales (nada de perros vagos o cosas así) y kioskos (los diarios se venden en esas máquinas en las que cada uno introduce la moneda y saca un ejemplar; lo más parecido a los kioskos nacionales se encuentra en las estaciones de metro); modernos rascacielos, contrasando con edificaciones de ladrillo antiguas, alcantarillas humeantes, zonas de esparcimiento, para patinar principalmente, etc. Da gusto ver que la ciudad está pensada para soportar las duras condiciones climáticas: cuando llueve no hay posas en las esquinas (me pareció asombroso, pa´uno que viene de Santiago, que pareciera estar hecho de azucar... cae un poco de agua y queda la cagá!), y en los baños de los shoppings center hay agua caliente. En todo caso hubo dos cosas que me llamaron poderosamente la atención: una, yo sabía que Toronto se caracterizaba por ser multicultural y albergar a gente de todos los rincones del mundo, pero.. puta que hay chinos! Por el centro de Toronto, a todo hora y en todo lugar, circula muchísima gente oriental, o de rasgos asiáticos: chinos, coreanos, filipinos... pero al chancho! Obviamente, uno esperaría encontrarlos en el Barrio Chino (lugar en el que venden todo clase de chucherías baratas, cosas freak para comer que cuelgan de las vitrinas y aliños extraños para condimentar comidas a los que no me atreví a a cercarme), pero uno donde va, está rodeado de asiáticos... de hecho, mis 2 primeras semanas me alojé en una casa de familia de origen filipino.
Una vista al Entertainment Disctrit
La gente patina... y mucho
Yo pensé que iba a ser complicado ambientarme o recorrer la ciudad, pero fue todo lo contrario... como dije, el sistema de transporte es excelente, y no cuesta ubicarse en el downtown. Hay varios locales para divertirse y comer, de los estilos más variados, pegados uno al lado del otro, junto a los típicos locales de comida rápida en todas las esquinas (en Toronto, los que la llevan son los "sub", gigantescos y churretosos... esta Subway, Mr. Sub, Quiznos, en los que se puede comer un combo por casi 7 dólares canadienses). Yo tuve la suerte de conocer a varios chilenos y mexicanos, junto a un montón de gente buena onda, por lo que se armó un grupo bastante simpático, con los cuales no tuve problemas para pasarlo bien y salir harto... aunque el copete sea caro! (en realidad, no es tan caro, pero con la cerveza se van al chancho; recuerdo que llegué a pagar 17 dólares canadienses por un pitcher... donde se ha visto! Casi 8 lucas!!!... claro que lo pagamos entre 3...)
Sip, donde voy, lo paso mal... es triste mi vida... ja ja ja...
Y claro, no podía dejar de darme un gustito... un huevón pelotero como yo tenía que ver un partido oficial de la NBA. No serán los Lakers, pero bueno, si vas a Toronto, tienes que ver a los Raptors... yo sé que son un equipo del montón, pero es lo que hay nomás! (además que jugaban contra los Spurs, asi que al menos vería a un equipo de verdad...) Debo decir que se pasa muy bien, sin importar qué equipo gane o pierda; parte un poco mamona la cosa, como que nadie pesca mucho, pero a medida que transcurre el juego, y la emoción fluye, la gente grita, participa, y se entretiene. Hasta me gané un slice de pizza porque los Raptors hicieron más de 100 puntos... Sweet!
Nada como un partido de básquet con la mejor compañía - ella es increíble!
(adivinen quién soy yo; tienen sólo una oportunidad!...)
Continuará...
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